En los años que llevo ejerciendo la profesión son numerosos los artículos y metodologías que he leído y que tienen como objetivo potenciar el aprendizaje de los alumnos.
Trabajo en equipo, elaboración proyectos de investigación, trabajo cooperativo, colaborativo, etc ... Son técnicas estudiadas en el aula y que hay que analizar en diferentes etapas y contextos educativos para hacer una valoración precisa y objetiva de su eficacia.
Dada la complejidad y los diferentes puntos de vista a la hora de ejercer la docencia de una cosa sí que me he dado cuenta. Si no llamas la atención de tus alumnos mediante estrategias concretas es muy dífícil y complicado que vayan a prestarte atención tus alumnos por mucho tiempo.
Pese lo que nos pese muchas de las clases que impartimos en niveles superiores tienen un gran volumen expositivo y está en nuestras manos dejar un hueco en la preparación de la sesión en el aula para actividades que impulsen nuestra creatividad y la de nuestros alumnos.
La creatividad es el arte de crear, ya que la imaginación es sólo una de las fases de la creatividad. Si queremos hacer las cosas bien y despertar la curiosidad de nuestros alumnos debemos entrenarnos adquiriendo herramientas que impulsen nuestra creatividad. Leer a otros, observar el mundo que nos rodea, prestar atención a cómo trabajan otros sectores externos al ámbito educativo y por qué no, hacer benchmarking, es decir, copiar ideas de los demás y transformarlas generando un nuevo valor añadido.
En la noticia que adjunto anteriormente una profesora de biología enseña anatomía a sus alumnos presentándose de una forma totalmente inesperada en clase. Hay que decir que aunque haya tomado la idea del exterior ha hecho lo más complicado que es realizarla, llevándola a cabo en el aula.
Para ir a acabando mi reflexión y enlazar lo anteriormente expuesto animo a lo siguiente: la tradición y exposición de contenidos es importante a la hora de impulsar el conocimiento y aprendizaje del alumnado, pero a todos nos gusta que nos sorprendan puntualmente y eso genera "picos" de confianza en el docente o figura de referencia , queramos o no para el alumno. No olvidemos pues, si el sistema no los genera, crear en nuestra vida espacios y tiempos de generación de buenas ideas, que posteriormente se puedan llevar a cabo , para que nuestros hijos si somos padres o nuestros alumnos si somos profesores puedan potenciar su motivación y seguir ilusionados su aprendizaje.
Por Sergio Calavia
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