Darwin

Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio.

lunes, 2 de noviembre de 2015

¿Deberes?, claro que sí.


Llevaba tiempo queriendo hacer una reflexión sobre un tema que está muy candente en la actualidad. Los deberes de clase siempre han creado controversia y opiniones diversas. Durante las últimas semanas son muchas las noticias de prensa en los periódicos de nuestra comunidad sobre dicho tema y sobretodo se habla de aquellas familias que apoyan la idea de eliminar o reducir considerablemente aquello de las tareas escolares.
Algunos  detractores de las tareas escolares  se basan en estudios publicados en revistas científicas. Otros basan su opinión en la experiencia diaria familiar y en la compleja situación de muchos de sus hijos que en el afán de intentar llegar a todo pierden horas e sueño y de juego.

Es muy complicado que escriba unas breves líneas y que en ellas mi humilde opinión, una más, no moleste a nadie.Lo que está claro es que no voy a basar mi opinión en datos científicos contrastados, pues dependiendo de la fuente de información, de si estamos en Finlandia o Portugal y de los artículos recopilados sería más fácil defender una u otra posición.

Voy a tratar de generar una reflexión teniendo en cuenta mi trayectoria vital como estudiante y también como más de diez años ejerciendo la docencia en secundaria y en bachillerato. Sí que tengo que decir que en edades más tempranas soy más desconocedor de este tema y por tanto mis opiniones andarán cautelosas y se inclinarán  más hacía el mundo educativo de la enseñanza secundaria obligatoria.

No es la primera vez que en los últimos cursos alguna familia me comenta amistosa y cordialmente el hecho de que soy un docente que manda muchas tareas a los alumnos, es decir, dicho de otra manera que mando trabajar bastante fuera del aula.
Buscando en el diccionario de la RAE la palabra deber aparece esta tercera definición que hacer referencia al mundo educativo:Ejercicio que, como complemento de lo aprendido en clase, se encarga, para hacerlo fuera de ella, al alumno de los primeros grados de enseñanza.
Cuando hablamos de deberes podemos estar hablando de ejercicios (repetición de un concepto con el objetivo de afianzarlo), elaboración de esquemas, resúmenes, visionado de vídeos con el objetivo de contestar cuestiones y reflexionar, lectura de noticias de actualidad, etc.
En este artículo no  me voy a detener en el tipo de deber o de tarea, sino que simplemente haré referencia a un elemento claro de la definición, el complemento a lo enseñado en clase.
Para aquellos que sois docentes será fácil situaros pero para los padres o familias que estén leyendo dicho artículo será más complicado. Imaginaros que sois docentes, profesores de aula y que sois responsables  durante 55 minutos al día de enseñar a un grupo de alumnos (entre 15 y 35) con inteligencia, personalidad, historia vital, cultura y objetivos académicos diferentes un mismo concepto. Dichos conceptos, como por ejemplo, una ecuación matemática muchas veces son abstractos y necesitan de mucho "feed-back" con los alumnos para poder asegurarte que la mayor parte de ellos lo han entendido bien.
Imaginemos que después de 55 intensos minutos, explicación, toma de notas, preguntas e incluso un par de ejercicios en aula con su correspondiente corrección parece a simple vista que la mayoría de los alumnos han comprendido el concepto.
En el caso de que el objetivo docente fuera hacer comprender las ecuaciones y practicar en el aula para afianzar el concepto el tema sería pan comido, pero lamentablemente la realidad no es así, cuando al alumno se le mandan 10-20 ecuaciones a trabajar escalonadamente en varios días y las va realizando se suelen dar dos casos distintos: el alumno "brillante" académicamente afianza con el ejercicio el aprendizaje de aula y a base de repetir y enfrentarse a diferentes ejercicios es altamente probable que el día de la prueba falle poco o dicho de otra manera, acierte mucho.El segundo fenómeno tiene que ver con ese alumno, que creía haber entendido bien en presencia del docente pero cuando se pone en soledad delante de los ejercicios va cometiendo errores que descubre en la posterior corrección de aula,eso le permite progresar, adquirir verdadero conocimiento e ir creciendo a base de esfuerzo y sacrificio.

Si en el proceso educativo existe una preparación para la vida no olvidemos que dichos exámenes o pruebas a las que se deben presentar los alumnos de adolescentes presentan un símil ,en el mundo de los adultos , a un examen de oposición, a la preparación de una entrevista de trabajo, exposición oral ante un Director de tu empresa, etc. 
Sería de locos hoy en día no preparar mediante investigación, role-playing, lecturas sobre la actividad de una empresa, etc una entrevista de trabajo. También sería impensable hoy en día ir a una oposición sin haber esquematizado, resumido, haber hecho simulacros de examen, memorizado y en muchas ocasiones compatibilizándolo con vida familar y otro trabajo.
No es que defienda una adolescencia o pubertad sin tiempo libre, juego o diversión pero ¿cómo es posible que a mi generación sin la información de internet, con las mismas actividades extraescolares de hoy en día y con horario de aula más dilatado en el tiempo, teniendo temarios más amplios no nos sintiéramos tan sufridores?. ¿Quién es más  fiable en la línea de tiro libre de una pista de baloncesto un jugador que en sus entrenamientos semanales lanza tiros libres y perfecciona la mecánica o aquel qué la conoce la perfección pero no la práctica? ¿Qué deportista no entrena y repite ejercicios a pesar de conocer perfectamente la teoría?.
Para ir finalizando tres consejos desde el corazón  para aquellos padres que no les guste lo que estoy escribiendo: 
  • Primero,un niño o adolescente no debería de depender de un adulto cada día dos o tres horas para realizar sus tareas, un niño o un adolescente tiene sus obligaciones y nosotros las nuestras que pueden ser hacer la compra, cocinar, limpiar la casa o preparar una reunión de trabajo. Mi madre ha sido ama de casa, con mucha cultura pero poca formación académica y ella en casa, al igual que mi padre se dedicaban a trabajar , ellos a lo suyo y yo a lo mío, y a muchos como nosotros así no nos fue tan mal, sintiéndonos perfectamente queridos y apoyados desde casa.
  • Un segundo consejo, el sufrimiento o presión , en su justa medida no es malo, acostarse tarde repasando un tema o madrugar para repasar forma parte del aprendizaje humano. Trabajar, estudiar, esforzarse fuera del aula no debería de ser una obligación, si no una oportunidad de crecer en conocimiento, en habilidades, en autonomía y en madurez.
  • Un tercer  y último consejo: pensad que os gustaría en el futuro para vuestros hijos, con eso quiero decir que está muy bien hacer natación sincronizada, piano o teatro, pero no se puede ser mejor en todo o entrar en un grado con nota de corte alta y llegar a casa a las 8 de la tarde. No pasa nada por cada año replantear la situación, tomar decisiones, priorizar y elegir hablando con vuestros hijos. Yo  de adolescente tuve que dejar algunas cosas que me gustaban o reducir los horarios para conseguir otras. Haced cada año esa reflexión con vuestros hijos , sed realistas con las habilidades e inquietudes de ellos y seguro que acertáis.

Una habilidad mediana, con esfuerzo, llega más lejos en cualquier arte que un talento sin él.
Baltasar Gracián
SCalavia, más que un profesor.
   


lunes, 19 de octubre de 2015

El aula y "el día de la marmota".

No sé si muchos de vosotros habréis visto aquella película donde el actor  Bill Murray, representa a un meteorólogo de una cadena de televisión,  frustrado con sus ambiciones y aburrido de su vida profesional y   acompañado por una redactora, la actriz  Andy Mac Dowell, acuden a una población de Pennsylvania donde cada 2 febrero se celebra el conocido día de la marmota.
Al finalizar la grabación de televisión  sufren los imprevistos de una tormenta de nieve y tienen que quedarse a pernoctar en el pueblo. A la mañana siguiente el pobre  y ambicioso meteorólogo se despierta y vuelve a vivir el mismo día, el famoso día de la marmota, así una y otra vez , casi infinitas veces y sucede que hasta que no sufre una profunda transformación en lo que es , y no en lo qué hace , no puede vivir un 3 de febrero.


La película me sirve para plantear una curiosa reflexión y contradicción que se da al mismo tiempo en las aulas. Muchos de los docentes  nos sentimos en muchas ocasiones como Bill Murray en el día de la marmota, nos da la sensación de que pasa el tiempo y por muchas cosas que hagamos, muchos experimentos y nuevas técnicas de motivación que realicemos con nuestros alumnos obtenemos, no resultados iguales, pero sí muy parecidos a los de toda la vida.

A muchos de nosotros nos gustaría dar un cambio radical que rompiera con esa monotonía y rutina, que despertara el interés inmediato de nuestros alumnos, conseguir una clase en actitud, comportamiento, etc que fuera totalmente distinta, y cuando alguna vez lo hemos intentado los resultados finales han sido más que dudables.

Cuando nos ponemos críticos y analizamos los datos lo hacemos casi siempre desde la perspectiva del alumno, decimos cosas como: " al final siempre igual, no se lo han estudiado...", "no he conseguido que interioricen las cosas", " me he esforzado siendo creativo y más de los mismo...".
La idea que lanzo es radicalmente distinta y tiene que ver con algo más profundo, ¿podemos ser capaces de escapar de "el día de la marmota" si la transformación no es interna?.
Creamos  y trabajamos con mucho ahínco actividades, proyectos, portfolios, etc pero realmente ¿estamos trabajando nuestras emociones, nuestra psicología positiva y  nuestra actitud ?.
¿Por qué pedimos cambio a los alumnos por implantar unas acciones o planteamientos pedagógicos novedosos cuando realmente nosotros no interiorizamos los cambios?.

Es muy complicado romper con la rutina nuestra y la de nuestros alumnos sólo planteando cosas diferentes, ya que la sociedad nos lleva ventaja con las nuevas tecnologías, creando estímulos nuevos casi de forma inmediata.El "arma" más poderosa es la transformación interior y la capacidad para crear preguntas que lleven a la transformación lenta y paulatina de nuestros chicos.

Hace poco un alumno me dijo: Sergio, me tienes que motivar. Y yo le respondí: la motivación debe nacer de ti, yo no puedo invertir mi energía en motivarte, la tengo que invertir en venir motivado a darte clase y ser tu catalizador, es decir, aquel que te acompaña en tu proceso formativo y educativo.
Como ejemplo práctico puedo decir que no podremos ser coach de nuestros alumnos si previamente no nos conocemos y no realizamos un proceso de coaching sincero con nosotros mismos, y nos guste o no, esas herramientas , tarde o temprano las tendremos que aplicar sobre nosotros mismos, antes que con los alumnos, para ver verdaderas transformaciones y sentirnos llenos de energía para que ningún día vuelva a ser como el día de la marmota.


Por Sergio Calavia 

jueves, 15 de octubre de 2015

Algo más que TICS en el aula ...

Tuve la ocasión hace poco más de un año de recibir un curso de Coaching de equipos de trabajo impartido por Sara Dobarro.
Como profesional está muy vinculada a los medios de comunicación y colabora activamente en la actividad docente.
Os dejo un link de un artículo de ella publicado en su blog sobre Educadores y actores de comunicación positiva, espero que os guste.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Los profesores universitarios que investigan enseñan mejor

Los profesores universitarios que investigan enseñan mejor, enlace a la noticia publicada en el Heraldo de Aragón

Creatividad en el aula para potenciar el aprendizaje.

En los años que llevo ejerciendo la profesión son numerosos los artículos y metodologías que he leído y que tienen como objetivo potenciar el aprendizaje de los alumnos.
Trabajo en equipo, elaboración proyectos de investigación, trabajo cooperativo, colaborativo, etc ... Son técnicas estudiadas en el aula y que hay que analizar en diferentes etapas y contextos  educativos para hacer una valoración precisa y objetiva de su eficacia.
Dada la complejidad y los diferentes puntos de vista a la hora de ejercer la docencia de una cosa sí que me he dado cuenta. Si no llamas la atención de tus alumnos mediante estrategias concretas es muy dífícil y complicado que vayan a prestarte atención tus alumnos  por mucho tiempo.
Pese lo que nos pese muchas de las clases que impartimos en niveles superiores tienen un gran volumen expositivo y está en nuestras manos dejar un hueco en la preparación de la sesión en el aula para actividades que impulsen nuestra creatividad y la de nuestros alumnos.
La creatividad es el arte de crear, ya que la imaginación es sólo una de las fases de la creatividad. Si queremos hacer las cosas bien y despertar la curiosidad de nuestros alumnos debemos entrenarnos adquiriendo herramientas que impulsen nuestra creatividad. Leer a otros, observar el mundo que nos rodea, prestar atención a cómo trabajan otros sectores externos al ámbito educativo y por qué no, hacer benchmarking, es decir, copiar ideas de los demás y transformarlas generando un nuevo valor añadido.


En la noticia que adjunto anteriormente una profesora de biología enseña anatomía a sus alumnos presentándose de una forma totalmente  inesperada en clase. Hay que decir que aunque haya tomado la idea  del exterior ha hecho lo más complicado que es realizarla,  llevándola a cabo en el aula. 

Para ir a acabando mi reflexión y enlazar lo anteriormente expuesto animo a lo siguiente: la tradición y exposición de contenidos es importante a la hora de impulsar el conocimiento  y aprendizaje del alumnado, pero a todos nos gusta que nos sorprendan puntualmente y eso genera "picos" de confianza en el docente o figura de referencia , queramos o no para el alumno. No olvidemos pues, si el sistema no los genera,  crear en nuestra vida  espacios  y tiempos de generación de buenas ideas, que posteriormente se puedan llevar a cabo , para que nuestros hijos si somos padres o nuestros alumnos si somos profesores puedan potenciar su motivación y seguir ilusionados su aprendizaje.
Por Sergio Calavia