Darwin

Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio.

lunes, 25 de julio de 2016

¿Por qué no son totalmente autónomos nuestros estudiantes preuniversitarios?

Os añado un enlace sobre un artículo sobre un fenómeno nuevo, "La hiperpaternidad",  que ha llamado mucho mi atención pero que es una evidencia de los cambios que vive la sociedad actual.


Doy clase en bachillerato desde hace  11 años y he sido tutor de 1º de bachiller durante 8 años y son numerosos los cambios en los alumnos y familias que me han llamado la atención. Cada 3 o 4 años se produce un gran cambio, al que muchas veces no acabo de comprender, pero es debido a lo rápido que evoluciona nuestra sociedad y a la cantidad de cosas que las personas hacemos de forma inconsciente debido a esos cambios sociales.

Los grandes problemas de nuestros alumnos y familias con respecto a los estudios y vida escolar han cambiado muy poco, de hecho son muy clásicos, pero sí lo ha hecho dramáticamente la forma de afrontarlos por parte de todos.

Hoy en día se habla de la importancia de que los alumnos sean autónomos. Autonomía, otra palabra de moda como innovación, competencia, inteligencias, etc que a base de repetirlas en cualquier contexto acaban perdiendo su verdadero valor. La autonomía hace referencia a la capacidad de valerse por sí mismo para hacer tareas propias de la vida cotidiana.

Los profesores hacemos un esfuerzo por que los alumnos sean autónomos. Han aumentado el valor de las calificaciones de los trabajos en equipo, la posibilidad de que los alumnos desarrollen actividades que elijan ellos mismos y que sean de su agrado, la posibilidad de trabajo en el aula para adelantar sus tareas en clase y tener la posibilidad de aprovechar el tiempo fuera del colegio, la opción de elegir lo que más les guste entre las numerosas actividades escolares de tipo formal o no formal....

Todo ello bien guiado, y teniendo en cuenta que los alumnos de los que voy a hablar son de bachiller,  el sentido común nos diría que las numerosas posibilidades que la escuela ofrece van a ser aprovechadas por ellos y les van a ayudar a conseguir sus objetivos personales y académicos, pero el fenómeno que yo observo es inversamente proporcional a lo expuesto en las líneas anteriores.

Me encuentro en muchas ocasiones con lo siguiente: alumnos que no son capaces por sí mismos de hacerse un horario de trabajo, que no organizan su tiempo ( ni se lo platean , ni consideran que es relevante...), que no tienen ningún objetivo global a principio de curso, que no establecen relación con sus profesores para conocer sus necesidades de mejora, que no aprovechan al 100% los recursos que les ofrece el colegio y la sociedad, que no toman ninguna nota en clase, ni sacan el libro, que no saben por qué han elegido estudiar, etc. No quiero que parezca que estoy resaltando lo negativo de mis alumnos, ni mucho menos, tienen habilidades increíbles que nos sorprenden cada dí,a pero estas citadas anteriormente también son una realidad, aunque no nos guste oírlas.



Siguiendo con el mismo tema, los estudiantes de educación preuniversitaria tienen unas familias excepcionales que se preocupan por sus hijos y su devenir en la escuela, pero aquí está la cuestión. En la sociedad hiperperfeccionista en la que vivimos no se concibe el error y el "fracaso" como algo habitual y normal sino como una tragedia. Muchas de las familias no llegan a comprender que el estudio y el éxito académico requiere de un proceso, que no es igual en sus hijos que en los hijos de los demás. Hace años repetir COU era algo habitual para muchos alumnos y sus familias, incluso positivo de cara a reforzar conocimientos no adquiridos y básicos para la Universidad, hoy en día casi no se concibe por nadie. Las frases "estrella" más habituales que he oído y oigo algunos padres habitualmente son las siguientes.

1- "Hemos trabajado mucho en este proyecto"
2- "Metemos muchas horas todas las tardes haciendo problemas de matemáticas y de física".
3- "Nos hemos estudiado y revisado toda la asignatura, no entiendo que ha pasado...".
4- "Ahora mismo cuando lleguemos a casa hacemos o te hago un horario..."
5- "Todavía no tenemos claro qué vamos a estudiar en la Universidad".

Las frases anteriores no son una broma, son fruto de la excesiva preocupación e implicación de los padres con sus hijos. Hoy en día oigo a muchos amigos con lo que hablo decir: "Es que los padres no están con sus hijos tanto tiempo", yo les digo que todo lo contrario: les preguntan a sus hijos más de lo que parece, tomando decisiones en común y  les organizan la agenda de una forma casi ejecutiva. ¿Qué consecuencias tiene esto?: muy sencillo, que los estudiantes sean chavales estupendos pero que dependan en gran medida de la tutela paternal para casi todo ( ir a revisar un examen, hablar con el profesor, visitar administración del colegio, apuntarse a una excursión ...). 

Y ahora que yo soy padre lo entiendo, el vínculo afectivo a nuestros hijos es tremendo, pero voy a trabajar por no caer en el mismo error. No pasa nada por no hacer derivadas, comentarios de texto, exámenes, trabajos de tecnología con nuestros hijos. recordad, LOS TIENEN QUE HACER ELLOS y podemos ayudar puntualmente a algo concreto en lo que tengan mucha dificultad. 

Mi madre ha sido un ama de casa que a partir de una determinada edad no me podía explicar ciertas cosas, pero la clave es que no estaba encima, simplemente estaba cerca, pendiente de un mal día o de un bajón para aconsejar, ayudar a reconducir el camino o establecer unas pautas muy sencillas donde el responsable de ejecutar determinadas acciones fuera yo, no ella ni mi padre. 
Para mí es un buen ejemplo. Los padres de antaño  estaban menos "formados académicamente" pero las directrices eran más sencillas y claras y tenían un punto a favor, que la sociedad era mucho menos compleja que la de hoy en día.

En el término medio esta la virtud. Últimamente ya son varios casos de familias que acompañan a hijos a revisiones de exámenes universitarios, si seguimos así habrá un día que lo harán al primer día de prácticas  de sus hijos para charlar amigablemente con el gerente o a las entrevistas de trabajo, para asegurarse que las condiciones que les ofrece el empresario son las idóneas. Tengo pánico por cometer el mismo error, tenemos que trabajar todos por una verdadera autonomía de nuestros jóvenes. 

¡ Cerca, pero no encima, esa  es la clave!

miércoles, 13 de julio de 2016

¿Cero talento?

Hoy en día parece que los grandes logros se consiguen con esfuerzo pero también con talento. Siempre aparece esta palabra, la del talento, es muy común hablar de ella, sobretodo pensando en algunas personas. todos nos creemos con derecho a opinar y creemos saber cuando alguien tiene o no tiene talento para algo, incluso aunque no seamos conocedores de esa disciplina o ese tema (talento para bailar, el fútbol, para tocar el violín, etc).



Según la RAE el talento se equipara a inteligencia y aptitud. la definición asociada es la de persona inteligente o apta para el desempeño de algo.Es decir , el talento depende de la inteligencia y de la aptitud. Si las inteligencias hoy ya sabemos que son múltiples y las aptitudes tienen que ver con las capacidades y disposiciones para el buen desempeño, teniendo en cuenta que ambos se pueden trabajar y mejorar, se llega a la conclusión de que el talento para una persona en algo no es estático, sino que puede cambiar con el tiempo.

En la imagen superior, una de esas que circulan por la red, aparecen 10 aspectos para los cuáles  se requiere "cero" talento (no estoy de acuerdo), ya que si esos aspectos se trabajan durante un tiempo en un alumno o docente para su desempeño, si midiéramos posteriormente los resultados veríamos que el talento se habría potenciado. Vamos describir los items a modo de ejemplo en el aula.

1)Ser puntual. hoy no está de moda, parece que se pone una reunión a las 17h y es "normal" que poco a poco se incorpore la gente, se da por hecho que lo habitual es comenzar algo unos minutos más tarde. El hecho de que un alumno sea puntual es sinónimo de disciplina, organización, fuerza de voluntad, memoria y respeto al docente que va a comenzar la clase. Si nosotros como docentes no lo somos, los alumnos no lo tratarán como un valor diferencial y por ello no lo valorarán como algo importante para su desempeño laboral. Es necesario, en la medida adecuada, felicitar por la puntualidad.

2) Ética laboral. en este caso ética dentro y fuera del aula. Nosotros como docentes somos referentes, no de lo que decimos sino de lo que hacemos. de nada servirán grandes discursos con pobres acciones. Un alumno es ético cuando no copia, cuando ayuda a sus compañeros, cuando favorece el desarrollo de la clase, cuando participa en un trabajo grupal de forma activa, cuando no miente por un incidente, etc.

3) Esforzarse. Es complicado a veces medir el esfuerzo tanto dentro o fuera del aula, pero es de necesario obligatoriedad buscar indicadores de ello. La entrega de actividades, la mejora del discurso, la realización de esquemas, la atención continua, la limpieza de las tareas, etc son indicadores del esfuerzo. Si le damos de palabra un gran valor pero no así ese esfuerzo contribuye a resultados académicos los alumnos pensaran que no merece la pena esforzarse y buscaran estrategias del mínimo esfuerzo para conseguir resultados parecidos.

4) Lenguaje corporal. Cuando explicamos en el aula el lenguaje corporal de nuestros alumnos es clave. Cómo se sientan, nos miran, intervienen, copian , preguntan, se dirigen a nosotros, etc. ¿Pero nosotros como docentes lo cuidamos?. ¿La comunicación no verbal la trabajamos?. Sería bueno que los docentes fuéramos conscientes de ello. La excesiva agresividad o por el contrario timidez, el tono de voz, el cómo estamos sentados, cómo nos paseamos, hablamos, gesticulamos, etc es analizado por los estudiantes. Nuestra dejadez puntual se traslada a ellos de forma inmediata.

5) Energía. Hay alumnos que transmiten energía en lo que hacen, sinónimo de entusiasmo, buen descanso, vitalidad, motivación,etc. Nosotros como docentes tenemos que valorarlo pero es muy importante en caso de que nuestros alumnos no transmitan esa energía analizar las causas. Hablar con ellos a modo de tutoría informal, preguntarles si descansan, si les gusta lo que estudian y si les va bien socialmente o con sus familias nos puede llevar a una respuesta a la hora de valorar ese impulso vital. Nosotros tenemos que ser enérgicos, por lo tanto, hacer esa autoevaluación propia también nos vendrá bien para mejorar este aspecto.

6) Buena actitud. A veces los docentes confundimos las cosas. Pensamos que si un alumno no hace todo lo que le pedimos no tiene buena actitud. Hay que valorar las alternativas que ellos proponen. A veces, los alumnos no han desarrollado todas tareas que tenían que realizar y en lugar de excusas me han dado soluciones alternativas. ejemplo: En un trabajo de biología se pedía a los alumnos que buscaran noticias de prensa y las comentaran en la exposición en clase, uno de los grupos de trabajo no realizó esta parte pero en cambio realizó una entrevista a un profesional, grabada y comentada, ¿no es eso una buena actitud?... Otras veces son los alumnos los que "desprecian" de forma continua nuestras alternativas, eso si sería sinónimo de mala actitud y un indicador de sus posibles futuras reacciones ante un compañero o supervisor en el mundo laboral.

7) Pasión. Este aspecto es más complicado. No todos los alumnos sienten la misma pasión por todas las asignaturas, lo habitual es que lo hagan por alguna de ellas. Es clave tener pasión nosotros en nuestro trabajo para contagiar pero también hablar con el resto de profesores o tutor para conocer la verdadera pasión o inquietudes de nuestros alumnos. ejemplo: La pasión artística de un alumno se puede equiparar en la asignatura de biología a que sea el responsable de realizar el póster anunciador de una actividad de la materia.

8) Aceptar que te enseñen. Es el aspecto más delicado hoy en día. No está de moda la lección magistral, pero yo la defiendo. Siempre le digo a los alumnos que tienen la suerte de aprender si escuchan a una persona que tiene un bagaje formativo y experiencia profesional. A veces los alumnos no nos valoran lo suficiente por que piensan que nuestros conocimientos no son aplicables o que se pueden encontrar en cualquier sitio. hay que educar en dos cosas: la primera, enseñar a que te escuchen, así ellos también escucharán en el futuro a sus compañeros de trabajo pero también hay que aprender como docentes a escucharles y  tomar ideas de ellos. Son grandes catalizadores y a veces consiguen que hagamos las cosas de forma diferente y mejoremos como profesores. la mejor escuela de un profesor son sus alumnos.

9) Hacer un poco más. Más cantidad no es sinónimo de más calidad, pero hacer un poco más dice mucho de la persona y diferencia unos alumnos de otros. En una clase de 25 alumnos los 2 o 3 alumnos que hacen un sobreesfuerzo dan un pequeño valor añadido a su trabajo diario quedan en la retina del docente. Es un valor muy diferenciados, tanto en alumnos, como en compañeros de profesión.

10) Estar preparado. Siempre les pregunto a mis alumnos por la mañana antes de empezar. ¿Habéis leído el tema ya? ¿tenéis todo preparado en la mesa? ¿os habéis informado? ¿habéis hablado con otros compañeros de años anteriores y os han asesorado sobre los aspectos clave de una asignatura?... Adelantarse un poquito a lo que puede o va a ocurrir es sinónimo de ser estratégico, planificador y organizado.Si haces una excursión al campo en ciencias naturales para estudiar un ecosistema ¿hace falta qué te digan que consultes la información meteorológica? ¿o qué lleves algo para tomar notas o fotografiar?.

Después de leer estos diez items , ¿estás seguro que alguien es "bueno" en todo esto ... ¿de verdad no tiene talento?. Todas los aspectos que trabajes potenciaran tu talento como alumno o docente. ¡Ánimo, y haz tus propósitos!